No sé si recordareis esa película de terror adolescente norteamericana o alguna de sus dos secuelas. Es aquella en la que un grupo de chicos de un instituto van en avión de viaje de fin de curso o algo así. Uno de ellos tiene un sueño/premonición: el avión va a explotar y todos van a morir. Cuando lo cuenta tiene una pelea con uno de los chicos y a resultas de eso, él, otros compañeros y una profesora son expulsados del vuelo. Finalmente el avión explota y mueren todos los demás. El resto de la película es la contínua persecución de la"parca" y el desesperado intento de ellos por escapar, aunque irremediablemente van cayendo uno a uno como moscas...
Pues bueno, todo esto viene a cuento de lo que me ha pasado los dos últimos días. El viernes, tras tener un verdadero día de mierda por haber suspendido nuevamente el práctico de conducir, cogí el ascensor para ir a comprar al Mercadona. En principio, todo normal: Le doy al botón del cero se cierran las puertas y... Empiezan los números a pasar como locos por el visor y el ascensor a bajar con una velocidad claramente superior a la habitual, más bien tan deprisa que acojonaba. No puedo asegurar con exactitud el tiempo que transcurrió en esa "caída libre" desde el sexto piso, pero juro que pensé pocas cosas. La historia de tu vida pasando como una película ante tus ojos, parece que no es tan cierta. Solo acerté a decir ¡Vaya mierda de día! y "Si la palmo así, vaya muerte más estúpida: Chica de 24 años muere en el ascensor de su casa cuando iba a comprar mandarinas y fairy".
Evidentemente no me estrellé. Cuando llegó al rellano se freno bruscamente mi caída y el "ascensor psicópata" reemprendió su ascenso, pero el muy hideputa me llevaba aún dentro. Subida frenética nuevamente: Los números bailando como ménades furiosas y el ascensor hasta el 9º piso en un suspiro. Ya creía que me fallaba el corazón, pues reinició su descenso a los infiernos nuevamente. Un chispazo de lucidez me hizo pulsar en el quinto piso el botón para q se abrieran las puertas del ascensor y éste se detuvo. Pude apearme, más blanca que la pared, y sentarme unos minutos en las escaleras.
Ahora os preguntareis que qué relación tiene esto con la peli de marras. Pues, que el sábado a las 8.30 de la mañana, cuando me dirigía con mi amiga Elena por la Plaza de Santo Domingo hacia mi academia, un mercedes gris oscuro se estrelló contra el quitamiedos de una curva bastante pronunciada. Estábamos como a 200 metros del sitio y siempre pasamos detrás de ese quitamiedos para ir a una cafetería a tomar un café antes de entrar a clase.
¿Será que he escapado de la muerte 2 veces este fin de semana?
Evidentemente no me estrellé. Cuando llegó al rellano se freno bruscamente mi caída y el "ascensor psicópata" reemprendió su ascenso, pero el muy hideputa me llevaba aún dentro. Subida frenética nuevamente: Los números bailando como ménades furiosas y el ascensor hasta el 9º piso en un suspiro. Ya creía que me fallaba el corazón, pues reinició su descenso a los infiernos nuevamente. Un chispazo de lucidez me hizo pulsar en el quinto piso el botón para q se abrieran las puertas del ascensor y éste se detuvo. Pude apearme, más blanca que la pared, y sentarme unos minutos en las escaleras.
Ahora os preguntareis que qué relación tiene esto con la peli de marras. Pues, que el sábado a las 8.30 de la mañana, cuando me dirigía con mi amiga Elena por la Plaza de Santo Domingo hacia mi academia, un mercedes gris oscuro se estrelló contra el quitamiedos de una curva bastante pronunciada. Estábamos como a 200 metros del sitio y siempre pasamos detrás de ese quitamiedos para ir a una cafetería a tomar un café antes de entrar a clase.
¿Será que he escapado de la muerte 2 veces este fin de semana?