15 de diciembre de 2008
1 de diciembre de 2008
Últimamente
Últimamente ando algo perdido,
me han vencido viejos fantasmas,
nuevas rutinas.
Y en cada esquina acecha un ratero
para robarme las alhajas, los recuerdos,
las felicidades.
De un tiempo a esta parte
llego siempre tarde
a todas mis citas.
Y la vida me parece una fiesta
a la que nadie
se ha molestado en invitarme.
De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto, no amarte,
no amarte.
Últimamente ando desconcertado,
así que ponte a salvo, porque en este estado
ando como loco.
Y me enamoro de mujeres comprometidas,
llenas de abrazos,
llenas de mentiras.
De un tiempo a esta parte, a mi amor propio algo le falta,
lo has dejado unos puntos
por debajo del de Kafka.
Y la vida me parece una fiesta
a la que nadie
se ha molestado en invitarme.
De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto,
me cuesta tanto no amarte.
Últimamente planeo una huida
para rehacer mi vida,
probablemente en Marte.
Seguro que allí no hay nadie empeñado en aconsejarme:
"Ismael, ¿qué te pasa?
No estudias, no trabajas".
Y qué vamos a hacerle,
si es que últimamente ando algo perdido,
si te necesito.
De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto,
me cuesta tanto no amarte.
Han de venir tiempos mejores,
cometeré más errores, daré menos explicaciones,
y haré nuevas canciones
en las que te cuente cómo, últimamente,
son tan frecuentes tristes amaneceres
ahogando mis finales,
repetidos, cansados,
miserables,
llenos de soledades.
De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto,
me cuesta tanto no amarte.
Disco: La memoria de los peces
Estreno: abril de 1995
Letra: Ismael Serrano
Música: Ismael Serrano
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Básicamente, como dice la letra, me encuentro algo perdida entre fantasmas del pasado, que son también del tiempo presente. De ese tipo de fantasmas de los que crees haberte librado, pero que recurren una y otra vez en tu vida. Supongo que haber vuelto a vivir a tiempo completo en casa de mis padres, después de 5 años en pisos de estudiantes, ha sido un punto decisivo. No haber logrado la plaza en la Oposición y haber terminado el trimestre sin trabajar de interina, otro. Pero este post no consiste en una larga carta de queja y victimismo (aunque como blog personal, sería lícito que lo fuera); más bien, me gustaría que fuera una pequeña reflexión. Es un intento de objetivizar este momento de mi vida, porque firmemente creo que es de la única manera de la que puedo exorcizarme de estos "fantasmas".
Nunca me ha gustado sentirme presa ni obligada. La libertad como la voluntad individual me hacen ser feliz. Sin embargo, casi toda mi vida me he sentido encerrada por mis obligaciones (las auto impuestas y las elegidas por otros). Me considero una persona responsable. Es más, rayo en una autoexigencia que me lleva a hacerme daño a mí misma en muchas ocasiones. Siempre he sentido que el listón al que debía llegar era inalcanzable, puesto que conforme llegaba a él, éste subía unos centímetros más. Lo peor del asunto, es que a estas alturas no sé si me subían el listón o si lo subía yo. No lo sé. Creo que comenzaron subiéndomelo hasta que me acostumbré a hacerlo yo, y que ha llegado un punto donde la exigencia personal es externa e interna, de forma alternada algunas veces y de forma conjunta otras.
No creo que la exigencia ni la autoexigencia sean malas, pero es fácil pasar el límite de lo que es bueno o saludable y de lo que no. Por eso estoy analizando esto, porque es sencillo pasar de ser autoexigente a ser exigente con los demás. Me gustaría aprender de los errores ajenos y no repetirlos. No quiero mirarme un día en el espejo y que no me guste lo que éste refleja.
Por eso creo que todo comienza por levantar mis reglas, las mismas que me atan y que atan a los demás. Observar menos los comportamientos ajenos y propios, y dar cuartelillo a los errores. Errare humanum est.