Hoy no me encuentro en uno de esos días en los que veo las cosas color de rosa. Es más, las veo grisecillas tirando a nubarrón del norte cantábrico. Las razones exactas no las puedo dar por respeto a una serie de personas queridas implicadas en el asunto, pero se resumen básicamente en que parece ser que la mentira triunfa sobre la verdad.
No sé si será porque se amolda mejor a las circunstancias o porque es mas traicionera y sabe de los recovecos para engatusar a los que deberían discernir entre ella y su prima la verdad. O quizá es que simplemente a las personas pertinentes se la trae floja todo esto. El caso es que ciertos individuos, por llamarlos de alguna manera educada, se dedican a pisotear la vida y los sentimientos de personas que sencillamente no les vieron venir por ser, en el buen sentido de la palabra, buenos.
No quisiera que este blog pareciera mi paño de lágrimas, pero me siento impotente cuando veo sufrir a los que me importan y no puedo hacer mucho para consolarlos ni ayudarlos, porque he dejado de creer, como ellos mismos, en la buena fe en general de los demás. Me resulta duro ver a esa "mala gente" pasar por encima de toda ley del sentido común y la educación con total impunidad. Ahora mismo sólo puedo a estas personas brindarles mi cariño y mi compañía, intentar que sean felices al menos un ratito sin recuerdos desagradables de esos impresentables.
Permitidme que este pequeño post vaya dedicado para todos ellos, para los que lo pasan mal en estos momentos. Sabeis que nos teneis a vuestro lado en todo momento. Os queremos muchísimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario