Hablando en serio, un hechizo o conjuro es lo que necesitaría yo para terminar de una vez con estos malditos exámenes que consumen mi vida social y amorosa (este año la del humor de perros soy yo y no tu, eh?).
Esto que os adjunto ahora es algo que escribí el pasado día 30 de diciembre de madrugada, una fecha un poco mala como ya saben los que me conocen aquí. A veces dudo si realmente tenmos un 6º sentido que nos prevea de lo que va a ocurrir:
DOLOR PROHIBIDO
Algo grave sucede en la vida
cuando se nos niega el derecho a llorar por lo que duele;
la sangre que brota de la profunda herida
que el puñal en la carne yerma rasga y hiende.
Nunca es fácil olvidar, ni perdonarse.
El dolor es tan agudo, que se va cauterizando
el órgano acuchillado, para curarse.
Una cicatriz fantasma lo recubre invisibilizando.
¿Cuándo aprendimos a prohibir el llanto?
El dolor no es perjuicioso para el poeta.
Llorar limpia el alma y ayuda a perdonar tanto...
Mi querido dolor prohibido de ayer, oye,
desde mis entrañas amputadas yo te canto.
Será desde estos versos que hoy te llore.
Para siempre, para siempre...
Para nunca, para nunca...
P.D. REQUIESCANT IN PACE
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