13 de enero de 2006

La Mandrágora


Origen
También conocida como manzana de Satán, manzana del amor o planta de Circe, la mandrágora es conocida desde antiguamente como planta afrodisíaca y estimulante de la fértilidad.
Antiguos documentos describen a la mandrágora como una planta que: "adormece el primer día y vuelve loco el segundo" (4). La Mandragora officinarum o Atropa mandragora es notable por la influencia que ejerció en Europa durante el medioevo. Los campesinos de aquellos tiempos le tenían horror porque creían que poseía ciertas características humanas. En los textos de magia se habla de ella con verdadero culto. Contribuyeron mucho a la celebridad de esta planta los charlatanes que vendían su raíz en altísimos precios, gracias a las cualidades que le atribuían y a las que el vulgo daba completo crédito.
Etimología
La palabra mandrágora es de origen griego y quiere decir "dañino para el ganado".

Identificación
Esta planta crece en bosques sombríos, a la vereda de ríos y arroyos donde la luz del sol no penetra. Su raíz es gruesa, larga, generalmente dividida en dos o tres ramificaciones de color blancuzco que se extienden por el suelo; sus hojas son de un tono verde oscuro; sus flores son blancas, ligeramente teñidas de púrpura; el fruto es parecido a una manzana pequeña y exhala un olor fétido.

HECHOS INTERESANTES

Régimen legal actual
Aunque difícil, el cultivo de la mandrágora es legal y puede comerciarse libremente.

La hija del hombre
Se supone que Julieta empleó un elixir preparado con mandrágora para fingir su muerte, mientras que Romeo se envenenó con acónito. En vista de que su raíz suele bifurcase, eso ha hecho que a la mandrágora se le compare con un cuerpo humano. Teofrasto la llama antropomorfis; Cumela, similis-homo; Eldal, árbol de cara de hombre, y las tradiciones populares, hombrecillo plantado... Un médico francés llamado Laurent Catelan aseguraba que «la mandrágora procede del esperma de un hombre, que en la germinación de esta planta hace el oficio y el efecto del grano», esperma preferentemente "de hombres colgados de la horca o aplastados por las ruedas... licuándose y virtiéndose con la grasa, cayendo gota a gota en tierra (que, sin duda, por la frecuencia de los cadáveres colgados, debe de estar feraz y untuosa como la de un cementerio)." (4)

Ritos para cortar la mandrágora


Supuestamente, el destino del poseedor de una mandrágora se vería dichosamente influido por ella, pero su extracción se consideraba altamente peligrosa. Según cuenta Arias Carbajal, se creía que cuando la arrancaban del suelo, el hombrecillo encerrado en ella despedía ayes lastimeros y agudos gemidos. "Era menester cogerla bajo una horca, observando ritos particulares, y solamente en determinadas condiciones disfrutaba de todas sus propiedades." (1)
Según Paul Sedir, Teofrasto aconsejaba trazar tres círculos con una espada en torno a la planta y arrancarla mirando al Oriente. Se supone que los gemidos que emitía la planta eran capaces de matar a quien los escuchara, por lo que en la Edad Media ataban a un perro hambriento al cuello de la raíz, ponían fuera de su alcance un pedazo de carne y se alejaban a todo correr. Cuando el can, tirando de la cuerda, arrancaba la mandrágora, él era quien oía el grito que daba la muerte. (20)

La mandrágora contra la posesión y la infertilidad

En su Herbarium, Apuleius prescribe "para la idiotez, que es enfermedad del diablo o posesión demoniaca, tomar del cuerpo de la planta llamada mandrágora el peso de tres peniques, administrarla para beber en agua caliente... el enfermo pronto se curará." (8) Las creencias más arraigadas durante esta época consideran también que la mandrágora elimina la esterilidad; de hecho hay referencias bíblicas en este sentido (Génesis XXX.14).

Nicolás Maquiavelo utilizó esta creencia para burlarse de sus contemporáneos en la más extraordinaria de las comedias del Renacimiento llamada precisamente La mandrágora, cuya trama gira en torno a las vicisitudes de una pareja estéril que intenta conseguir la planta. Nicia, el marido, consulta a un charlatán:

CALLIMACO: Podría proceder de vos la esterilidad, a causa de la impotencia; si éste fuese el caso, no habría ningún remedio.
NICIA: ¿Impotente, yo? ¡Me da risa! No creo que haya en Florencia hombre más gallardo y más cachondo que yo.
CALLIMACO: Si de esto no se trata, alegraos... Vos debéis entender bien esto: no existe cosa más segura para preñar a una mujer que darle a beber una poción hecha de mandrágora. Ésta es una cosa que yo experimenté muchas veces; y si no fuese por esto, la reina de Francia aún sería estéril, y lo mismo una infinidad de otras princesas de aquel estado.
Toda vez persuadido de los beneficios de la planta Nicia acepta pagar por el remedio. Los enredos comienzan cuando el charlatán añade al mito uno nuevo:
CALLIMACO: Pero hay que pensar en otra cosa: el hombre que primero se acueste con ella después de que ella tome la poción morirá en ocho días y nadie lo salva.
NICIA: ¡Coño! No quiero esa porquería; ¡tú no me la darás! ¡Bien me queréis joder vosotros!
CALLIMACO: Calmáos que hay un remedio... Que otro duerma con ella enseguida para que, estando con ella una noche, absorba la infección de la mandrágora. Luego vos podéis acostaros sin peligro. (16)

Y así, la mandrágora termina siendo en esta comedia lo que el médico francés pretendía: semilla de hombre germinada.

La mandrágora usada por brujos y magos

Según comenta el Dr. Krumm-Heller, experto esoterista, la mayor parte de los procesos de Inquisición tuvieron como cuerpo del delito manipulaciones con mandrágora y cuenta que para la iglesia católica medieval, "el Arzobispo Eberhaard murió en el año 1066 debido a un maleficio hecho con esta hierba, y sobre su tumba hay una lápida que hasta hoy mismo es admirada por los turistas donde se relata este hecho". (14)
Este autor dice que los magos-médicos se ocupan de esta planta "para extraerle la parte de Dios que cura enfermedades", mientras que los brujos la usan "para hacer el mal".


Dice que la magia blanca obtiene excelentes resultados para curar todas las enfermedades de los órganos sexuales, los riñones y, sobre todo, "es el remedio por excelencia contra los males del bazo, y el bazo tiene gran importancia astral. Por eso es que para la medicina religiosa como la practicamos nosotros, se usa una cantidad pequeñísima sólo para el efecto astral". (14)

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