7 de febrero de 2006

El coleccionismo de Arte Contemporáneo.

Este fin de semana se celebra la 25ª edición de ARCO. Es la feria de Arte Contemporáneo más importante en España, aunque puede que eso no sea algo muy importante si lo comparamos con las Bienales o con otros actos que buscan promocionar y vender obras de arte. El Arte Contemporáneo es un tema que mueve a discusión continuamente. ¿Quién no ha escuchado alguna vez "Eso lo hago yo"? No hace mucho fuimos a una inauguración en una galería de Murcia y el sector masculino (no diré nombres) no dejaba de repetir esa frase. Puede que sólo podamos entenderlo, o por lo menos queremos intentarlo, algunas personas.
Esta tarde estaba ojeando la web oficial de la feria y he encontrado en el foro un escrito que, además de estar escrito con la cabeza y con el corazón , órganos condenados a entenderse en un mundo tan complicado como el de la Economía del Arte, me ha hecho sentirme muy identificada, como estudiante que "babea" literalmente delante de aquellas obras que no puedo poseer. He seleccionado la parte que trata sobre el coleccionismo, pues tal vez es el aspecto que más personas puedan comprender, pero aquí os dejo la web de ARCO para que podais echarle un ojo:
http://www.arco.ifema.es/actualidad/foros/
Y aquí tenéis el texto del que os hablo, espero que lo disfrutéis. Besos.
Pasión: fuera de todo lo razonable.
Sin embargo hay un segundo motivo para adquirir una obra de arte: la pasión irracional por poseer un objeto al que atribuimos algo inmaterial -no quiero recurrir al término espiritual- algo que no podemos cuantificar. Yo, en mi modestia, soy coleccionista. Me resulta imposible describir el entusiasmo con el que me enfrento a las obras de arte que deseo poseer. No puedo explicar por qué a veces he sobrepasado mi capacidad económica para conseguir objetos que pasan a ser parte de mi vida, tesoros que incluso pueden llegar a calmar estados de ánimo y encender otros. Quizá sólo los coleccionistas entiendan lo que digo.
Es imposible describir la excitación que provoca el desembalaje de una obra recién adquirida cuando llega a casa. Sin duda los coleccionistas tenemos algo patológico, y así Freud lo consideró. Sin embargo es tanto lo que nos aportan las obras que atesoramos, que nos lleva a entender y encontrar a los que son como nosotros. Miradas en las ferias, actitudes en galerías y gestos de impotencia o satisfacción en subastas hablan de deseo, del deseo por poseer algo que la mayoría de la sociedad no entiende, por poseer la materialización de la belleza -o el horror- que deseamos.
Siempre he entendido la ardua tarea de los coleccionistas como la elaboración de un larguísimo autorretrato, confeccionado en el tiempo. Paso a paso, vamos creando un reflejo de lo que somos en cada momento, de lo que nos gusta, de lo que queremos poseer y con lo que queremos convivir. Algunas veces he amontonado las piezas de mi colección y he podido ver cómo he crecido en este tiempo. Cómo hay algunas que me siguen emocionando y otras me dejan, años después, frío. Cómo de algunas recuerdo el precio desmedido y con otras me siento satisfecho de haber visto al artista antes que nadie: el triunfo del coleccionista, las obras maestras tempranas.
No todas las obras de mi colección me siguen emocionando igual, pero no me arrepiento de la compra de ninguna. Nunca -hasta este momento en que escribo- me he planteado en qué otra cosa podría haber gastado mi dinero, pero sí he pensado muchas veces qué prodigios podría haber conseguido de haber tenido un poco más. La insatisfacción del coleccionista es, como los trabajos mitológicos, un castigo eterno y doloroso, sólo calmada temporalmente por la obtención de lo deseado.

Nacho Ruiz.
Galería T20. Murcia.

2 comentarios:

SaraMR dijo...

¡Qué envidia! Yo no me considero artemaníaca pero es cierto que muchas de las obras que tiene en su casa son preciosas. ¡Ojalá estuviera bien del todo y pudiera ir a Arco contigo wapísma! La envidia me corroe.

Verso dijo...

Suerte, toda la del mundo preciosa, ya me contarás.
Un abrazo y toda la energía !!!