3 de febrero de 2006

Noche de amor

Eres dulce, mi vida,
dulce como la cebolla,
que paladeo en mi garganta,
dulce como tu saliva que hechiza...

Dentro de tu ardiente pasión
en combustión de estrellas y fuegos fatuos
me consumí, amor.
El ocaso volvió a agitar mi pecho.

El sudor de las velas perlaba mi frente
de recuerdos vagos y presagios.

Era la promesa de tu amor,
vida eterna en la noche del mundo.

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